Ciencia, Tecnología y Sociedad
En febrero de 1632 Galileo Galilei presentó dos pruebas a favor de la teoría heliocéntrica. Esbozada en 1543 por Nicolás Copérnico, ésta sostenía que la Tierra y los demás planetas giraban alrededor del Sol, contradiciendo el sistema ptolomeico que afirmaba que el Sol y los demás planetas se movían alrededor de una Tierra inmóvil (tal y como enseña La Biblia). El episodio motivó la intervención de la Inquisición, que sólo permitía presentar la teoría de Copérnico como una hipótesis, mas no presentar pruebas a su favor. El científico se vio obligado a renegar de sus ideas y acabó condenado a casa por cárcel de por vida.
Ciento cincuenta y nueve años después, en 1791, el catedrático de filosofía del Colegio del Rosario en Bogotá, Juan Francisco Vásquez Gallo, decidió dar a sus estudiantes algunas conferencias sobre el controvertido sistema copernicano. Pese a que cinco décadas atrás el Santo Oficio había retirado el veto sobre la obra de Galilei, el rector del Rosario, Antonio Nicolás Martínez Caso, se negó a asistir a la conferencia inaugural y manifestó su profundo malestar. Indignado, el superior resaltó la importancia de seguir las doctrinas clásicas y ajustadas a los evangelios, “en los actuales tiempos en que alucinados lastimosamente varios entendimientos hablan de oír y celebrar con agrado la engañosa locuacidad de muchos filósofos modernos que con artificioso modo dirigen los ánimos al resbaladero y confusión”.
Así, y aunque incluso se había revocado la prohibición sobre todas las obras favorables al heliocentrismo, Martínez reprendió fuertemente al docente y lo acusó ante el Virrey de difundir ideas sobre un sistema contrario a la sagrada Biblia. “Si en esta cuestión no jugasen sino razones filosóficas y matemáticas sería el más fino copernicano del mundo. Pero el mal es que después de apurado todo lo que hay de filosofía y matemática en la materia resta contra Copérnico un argumento de muy superior clase a todos los que se han alegado o alegan a su favor: la autoridad de partes de la Escritura en que está expreso que la Tierra está inmóvil y el Sol gira alrededor de ella”, recordó el rector.
Renuente a continuar enseñando una teoría vetusta y quimérica, el profesor Vásquez prefirió renunciar a su cargo y dar la espalda a los regaños de su superior. Como en aquel entonces el cuerpo docente vivía dentro del Claustro Rosarista, Vásquez tuvo que cambiar de casa. El rector no concebía que un miembro de su comunidad universitaria prefiriese retirarse y quedarse sin vivienda, antes que obedecerlo. Preso de un ataque de ira, escribió insistentemente al Virrey, informándole que debía obligar al rebelde catedrático a volver a la facultad a dictar sus lecciones sin contradecir el sistema ancestral. Tras un complicado proceso disciplinario Vásquez fue obligado a retornar al Rosario, bajo la tutela del obstinado rector. La Junta Superior de Estudios subrayó la necesidad de que los jóvenes “no gustasen otra leche al nacer en sus estudios que la cristiana y pura”.
Pero este fue, con todo, el comienzo de otra historia. Tanto Vásquez como sus colegas estaban hastiados de enseñar un universo que para entonces ya no existía. Tras pocos años de protestas, intrigas y sabotajes, el choque entre el rector y los docentes progresistas —respaldados por el estudiantado— llevaron a Martínez Caso a presentar su renuncia al Virrey y a abandonar acaloradamente el claustro del Rosario. En donde desde entonces la Tierra gira alrededor del Sol.
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