|27 Jul 2010 - 7:48 pm


"Yo no dejaría el destino de las noticias en manos de Google"

Por: Joseba Elola / El País de España

Entrevista con Bill Keller, director de 'The New York Times'.






Hay un hombre de pelo cano y mirada azul, de lince, en medio de la redacción. Está sentado frente a un ordenador más, tecleando como uno más, con su camisa a cuadros azules y sus pantalones
vaqueros desgastados. La redacción de The New York Times se antoja como
un oasis de calma a las dos de la tarde. En el exterior de este
majestuoso edificio diseñado por el arquitecto Renzo Piano, el corazón
de Nueva York bulle de ruido y bulle de calor.

El hombre de la mirada azul se levanta y se acerca a saludar. Sí, es él, es Bill Keller, el director del periódico más influyente del mundo. Y ahí está, como
uno más, en medio de la gente. No hay pompa ni símbolos de estatus en su
despacho, sencillo, pequeño, funcional: una mesa de trabajo, otra de
mármol, un sofá y dos butacas verde claro. Keller se sienta en una de
ellas y apoya el pie sobre la mesa.

En la pared cuelgan alineadas en serie cinco máscaras de cuatro ex presidentes de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas y un ex jefe de la KGB: Stalin, Lenin,
Breznev, Gorbachov y Laventri Beria. Pertenecen a los días en que
Keller obtuvo el Premio Pulitzer como corresponsal en Moscú por su
cobertura del desmembramiento de un imperio. 'Fueron sin duda los días
más felices de mi vida', dice. 'No hay mejor oficio que ser corresponsal
en un periódico al que le interesan las noticias internacionales'.

¿Y usted por qué se metió a periodista?

Hay muchos motivos por los que la gente que conozco se metió a periodista. Hay quien lo hace por contar una gran historia, por cambiar el mundo, por viajar a sitios exóticos o por el aparente
glamour de estar bajo los focos, y supongo que yo sentí todo eso en
alguna medida. Pero para mí el gran atractivo del periodismo es el
factor puzle: abordar un problema complicado y escribir para
explicárselo a alguien. Me encanta que me digan: 'Oh, no lo sabía'; pero
prefiero aún más que me digan: 'Nunca pensé en ello de ese modo'.
Cuestionar los prejuicios y repensar la sabiduría convencional es un
gran logro y por eso es tan importante lo que hacemos para una
democracia; no sólo exponer las cosas horribles que ocurren detrás de
puertas cerradas, sino también hacer que la gente use su maldito
cerebro.


The New York Times está cocinando su órdago. A partir de enero de 2011, su web será de pago. Para la mayor parte de los usuarios seguirá siendo gratis, dice Keller. Implantarán un
sistema con contador, parecido al de Financial Times . 'Cobraremos a
los usuarios más adictos'. Solo a partir de un consumo determinado de
páginas se empieza a cobrar. 'Lo bueno de utilizar un sistema con
contador es que puedes ajustar el contador. El plan contempla que en los
primeros años no vamos a conseguir grandes ingresos; no queremos cortar
el tráfico y ganamos mucho dinero con la publicidad de la web, queremos
preservarlo. Si nos damos cuenta de que el contador está cortando el
tráfico, ajustamos el contador'.


¿Pero cree usted que a estas alturas de la película, con lo reticente que es Internet al pago y la facilidad que tiene para saltarse los muros, la
gente va a pagar?


La gente está dispuesta a pagar por contenido. El Financial Times y The Wall Street Journal lo han demostrado. Ya paga por descargas de libros, de música. No pagará por
algo que pueden conseguir gratis en otro sitio. Confiamos en que esto
funcione, porque no hacemos lo mismo que hace la CNN, o la BBC, o USA
Today , sitios donde podrán conseguir la información gratis. Y estamos
bastante seguros de que nuestros lectores lo perciben.


Hace cinco años, el periódico líder de la prensa norteamericana abordó el proceso de integración de sus redacciones de papel y web. Una de las mejores decisiones que han tomado hasta ahora,
dice Keller. A muchos periodistas tradicionales les costó pasar a hacer
blogs sin sentir que comprometían su integridad. 'La resistencia no ha
desaparecido, pero se ha reducido enormemente. La barrera real era
psicológica y cultural. La integración nos dio licencia para
experimentar y nos llevó a la innovación'.


¿Y cómo van a competir con un medio como The Huffington Post , que está pisándole los talones en las cifras de tráfico web con apenas 55
periodistas?


Se le podría dar la vuelta a la pregunta: ¿cómo puede The Huffington Post competir con The New York Times cuando tienen muy pocos reporteros, ni siquiera pagados, o poco
pagados? Atraen el tráfico con noticias de celebridades y vídeos de
YouTube; no lo digo como una crítica a The Huffington Post; simplemente,
nosotros no hacemos eso. Tengo una gran admiración por lo que Arianna
ha conseguido, pero, esencialmente, no es un sitio de noticias. Cuelga
mucha opinión: la opinión es barata, no tienes que mandar a nadie en un
avión...


El área en que critico a The Huffington Post, Político, y otros agregadores es que a veces son muy descuidados tomando prestado material nuestro y de otros sitios. The
Huffington Post trae mucho tráfico a The New York Times : cuando ponen
un titular y un enlace a nuestras páginas está bien; pero a veces
reproducen tanto de nuestro artículo que ya nadie necesita hacer clic en
el enlace a nuestra página. Esto va a ser un campo de batalla continuo
entre los agregadores low cost y los medios de noticias de calidad.


Keller cree que, si no se ordena la situación, los medios acabarán litigando en los tribunales. 'Hay una diferencia entre enlazar y robar. Creo que es preferible para todos llegar a un acuerdo y
negociar una solución que les deje resumir nuestro material sin
robarlo. Esto es el salvaje Oeste. ¿Quién va a ser el policía de la
ciudad sin ley?'.


La relación con Google es complicada, asegura. Les proporciona mucho tráfico, sí, obtienen algunas ventajas negociando con ellos. 'Pero al mismo tiempo hay una relación
de adversarios. No me gustaría que el destino de las noticias quedara
enteramente en manos de la gente de Google. Eso sí, no respaldo la frase
de Rupert Murdoch de que son esencialmente piratas y depredadores'.


Bill Keller carraspea. Habla reposadamente, se toma su tiempo para buscar las palabras precisas. Su tono de voz es grave: su acento conserva el deje de su California natal, donde llegó al mundo
hace 61 años. Parece mucho más joven. Le describen como un hombre
cerebral y cuidadoso.

Estudió en un instituto católico, solo para chicos, en California. Hizo sus primeros pinitos en el periódico del instituto: 'Te daba la oportunidad de meterle el dedo en el ojo a las
autoridades', recuerda. Luego, en la Universidad siguió adelante con su
vocación. Tras el Premio Pulitzer por su cobertura como corresponsal en
Moscú, fue corresponsal en Sudáfrica, columnista y ha pasado por todas
las instancias del periódico que dirige.


El gurú Jeff Jarvis dice que los contadores de historias están acabados.


Me encanta Jeff, pero suele darse a grandes pronunciamientos. ¿Los contadores de historias acabados? ¿De verdad? Mira la lista de las noticias más enviadas de nuestro sitio web: las
historias que la gente comparte son historias narrativas; y creo que
cuanto mejores sean los dispositivos, más historias se podrán contar, el
iPad no es el final, habrá mejores dispositivos para leer, más fáciles
para el ojo, ilustraciones en colores maravillosos; creo que el
periodismo narrativo tiene un futuro robusto, de verdad lo creo.


¿Cómo cree que será el paisaje mediático de aquí a cinco años? ¿El periódico impreso será una parte secundaria de una gran plataforma digital?


No estamos en el negocio de predecir el futuro, sino en el negocio de lo que pasa hoy, o ayer. Supongo que el futuro será una combinación de supervivientes y nuevas
empresas: habrá medios tradicionales que se habrán adaptado bien. De
aquí a cinco años, creo que aún habrá una significativa demanda de
periódicos impresos, no de todos.

La edad media de suscriptores de The New York Times está por debajo de los 50, la gente no cambia sus hábitos tan rápido. Y todavía se venden discos en vinilo; igual al final los
periódicos se convierten en un ítem boutique (objeto de culto). En cinco
años, cada vez más gente se moverá hacia la web como primera elección. Y
habrá nuevas empresas con distintos modelos de negocio: iniciativas sin
ánimo de lucro; algunas, sostenidas por filántropos; otras, como The
Huffington Post , sustentadas por publicidad.


La cuestión aquí es cuál es el futuro del periodismo de calidad. ¿El periodismo online será rentable como para pagar a periodistas que
investiguen? (Bill Keller lanza un hondo suspiro).


No lo sé. Esta es una preocupación real. Yo tiendo a ser optimista por naturaleza y creo que hay una demanda real de periodismo de investigación, del periodismo que pide cuentas a las
instituciones poderosas, creo que siempre habrá un mercado para esto.
Pero la realidad es que una gran parte de ese periodismo ha muerto en
los últimos cinco o diez años porque es caro. Los periódicos que más
sufrieron los trastornos de nuestro negocio fueron diarios
metropolitanos que dependían de los anuncios clasificados. Entre las
nuevas empresas hay organizaciones que están dispuestas a hacer buen
periodismo, periodismo duro. Y hay que decir que la web ayuda en muchas
cosas: permite comprobar mejor los datos; el estudio de bases de datos
dará buenos frutos; y nacerán nuevas formas de periodismo de control.


Entonces, ¿la revolución digital ayudará a robustecer las democracias?


Es una cuestión importante. Espero que sí; digamos que tengo esa esperanza.


The New York Times ya tiene una aplicación para el iPad que permite acceder a ocho o diez contenidos, el llamado Editor's choice (La elección del
director). 'El iPad cambia el juego', dice, 'pero nadie sabe en qué
medida. Cambia el juego a favor de los periódicos, porque es una
experiencia de lectura muy placentera. Hay un mito de que la gente no
lee piezas largas en una pantalla. Pues, de hecho, lo hacen. Y mucho'.


La plantilla es de 1.150 periodistas. The New York Times Company cerró el primer trimestre de 2010 con un beneficio neto de 9,54 millones de euros, cifras que han dado un respiro a la dama gris
del quiosco americano, que el año pasado registró unas pérdidas de 74,5
millones de euros. 'La mayor parte de los ingresos provienen del
periódico impreso', confirma Keller. Los ingresos publicitarios en papel
han descendido vertiginosamente, y ya sólo representan la mitad de todo
lo que genera el papel (la otra mitad proviene de la venta de
ejemplares).


Hoy, en general, los directores de periódico suelen capitular con más facilidad a las demandas de la empresa que generaciones anteriores. No sé si está de acuerdo.


Generalizando en torno al negocio, creo que hay bastante verdad en ello; en parte, el desesperado estado de la economía ha hecho que todo el mundo se sienta más vulnerable, así que hay más
compromisos de los que solía haber y estamos en esa frenética búsqueda
de una solución mágica de negocio que respalde el periodismo.


¿Y en su caso es así?


Está claro que ha habido una búsqueda de nuevos negocios, pero una de las cosas que más me gustan de este sitio es que puedo ir a mi editor y
decirle: 'No podemos hacer esto, esto compromete nuestra integridad, o
nuestro periodismo'. Y siempre gano ese debate. Y si la cuestión es
dejar que los anunciantes tengan más influencia en lo que escribimos o
echarnos para atrás en un reportaje de investigación, soy un tipo
afortunado: estoy protegido de una manera en que no lo están muchos
directores

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