Material de reflexión

A las mujeres todavía las negrean con el pago

Un dato alentador: Según la firma de cazatalentos Top Management, más damas están llegando en Medellín a cargos directivos, en los que tiende a desvanecerse la desigualdad en la remuneración. ¡Ese privilegio les cuesta!
Germán Jiménez Morales | Medellín | Publicado el 5 de diciembre de 2010
Si a las mujeres colombianas les pagaran por lo que realmente valen, entonces sus salarios tendrían que ser, como mínimo, un 14 por ciento superiores a los de los hombres. Esta cifra, por sí sola, da una idea de lo injusto que es el mercado laboral con una población que, vaya paradoja, es en términos generales más educada que su contraparte masculina.

El país está lleno de mujeres. Según el Dane, ellas pesan el 50,6 por ciento dentro del total de habitantes y superan en 576.685 el número de hombres.

Las nuevas generaciones de mujeres le están apostando muy duro a la educación, bajo el convencimiento de que ésta es la mejor herramienta de progreso y bienestar social.

Datos del Observatorio Laboral para la Educación, del Ministerio de Educación Nacional, revelan que entre 2001 y 2009 las damas recibieron el 54,9 por ciento de los títulos de educación superior, frente al 45,1 por ciento de los hombres. En total, dice la misma fuente, 488.263 títulos de formación universitaria y 133.090 especializaciones fueron realizadas por mujeres.

Un gran esfuerzo que, sin embargo, no parece adecuadamente recompensado en el mundo del trabajo. A los hombres recién graduados en educación superior los tratan mejor, pues al laborar como dependientes o para terceros perciben en promedio un salario de entrada de 1 millón 742.706 pesos mensuales. Tal cuantía supera en 219.112 pesos la recibida por mujeres que tienen el mismo nivel educativo.

En ninguno de los seis tipos de formación analizados por el Observatorio Laboral las mujeres aparecen con un mayor salario que los varones. Los primíparos de las áreas técnicas, por ejemplo, se ganan 155.695 pesos más que las primíparas. En las tecnológicas, la brecha es de 153.105 pesos mensuales. El bache sigue creciendo al pasar por los títulos universitarios, las especializaciones y maestrías, y logra la mayor distancia en los doctorados, en donde las mujeres reciben 888.358 pesos mensuales menos que los hombres.

Visto de otra manera, lo anterior significa que mientras las recién egresadas de las carreras universitarias perciben una remuneración 13 por ciento menor a la de los varones, las de doctorados llegan a recibir un ingreso inferior en 17 por ciento.

La historia se repite en las personas menos calificadas y con pagas que no llegan al millón de pesos. La Escuela Nacional Sindical señala que en 2009, por ejemplo, las mujeres recibieron un ingreso promedio de 607.000 pesos mensuales, o sea un 16 por ciento menos que el de los hombres. En las cabeceras municipales estuvieron un 22 por ciento por debajo y en las áreas rurales marcaron un 24 por ciento menos.

El investigador Juan David Barón escudriñó las estadísticas del Observatorio Laboral y como explicación para los diametrales salarios por sexo planteó, entre otras razones, las diferencias en la experiencia laboral, características personales y familiares, el nivel educativo, las tasas de promoción o ascenso laboral y la misma discriminación.

Barón incluyó un análisis por zonas y estableció que en Bogotá-Cundinamarca se presenta la mayor distancia salarial entre hombres y mujeres, con un 17,7 por ciento. En la Amazonía y la Orinoquía la diferencia es del 13 por ciento, en la región Pacífica, del 10,3 por ciento, y en la Caribe, del 6,9 por ciento.

Al investigador Fernando Tenjo Galarza no le gusta mucho el término discriminación, porque tiene cierto tufillo a la segregación por raza y a otros prejuicios que fueron muy marcados en países como Estados Unidos. "En Colombia puede haberla en algunos ámbitos, pero no creo que sea una actitud general en el mercado laboral".

Más que una especie de conspiración contra las mujeres, lo que ve es un mundo laboral con un funcionamiento que beneficia menos al sexo femenino.

Por ejemplo, en los hombres la tasa de ocupación es del 67,8 por ciento, frente al 44 por ciento para las mujeres.

El índice de desempleo es del 8,6 por ciento para los varones y del 15,3 por ciento para las damas.

A ellas también les da más brega encontrar empleo, pues mientras a los varones les toma, en promedio, de 5 a 6 meses volver a ocuparse, para las mujeres la espera es de 6 a 7 meses.

Uno de los aspectos más sorprendentes de los trabajos efectuados por Tenjo y Paula Herrera Idárraga es que las mujeres tienen entre 1,5 y 2 años más de educación que los hombres, pero también cuentan con menos experiencia. Como ese llamado "capital humano" de las mujeres es superior al de los hombres, sus salarios deberían ser, a juicio de los investigadores, entre un 14 y 17 por ciento más alto. Pero no lo son y allí es donde la discriminación muestra su rostro más duro.

Tenjo insiste en que la discriminación por sexos no es una característica o marca registrada del mercado laboral colombiano. Entre otras cosas, porque tanto a nivel de profesionales, como de jóvenes solteros, de 25 a 30 años, por ejemplo, no ve mayores diferencias salariales. Además, es un hecho que cuando la mujer se casa y tiene hijos, esto limita sus posibilidades de desarrollo profesional y, a veces, hasta tiene que rechazar algunas ofertas que la alejan mucho de su hogar.

Investigaciones realizadas por Tenjo confirman que cuando las mujeres llegan a los más elevados cargos directivos, por lo general les toca hacer sacrificios familiares, que muchas veces terminan en divorcios, vidas solitarias o hijos que materialmente lo tienen todo, pero con déficit en vínculos emocionales.

El asunto es que, a juzgar por la percepción de Óscar Julián Mojica Pineda, presidente de SHR Consulting S.A., no parecería ser significativo el número de mujeres en Medellín a las que les toca asumir esa tremenda cuota de sacrificio. Aquí es una rareza encontrar damas que ganen más de 50 millones de pesos mensuales, porque los cargos con salarios tan apetecidos como estos siguen prácticamente monopolizados por los hombres. No obstante, el analista advierte que la presencia femenina es creciente en vicepresidencias y cargos de segundo nivel, con ingresos de 30 a 35 millones de pesos, que tampoco están nada mal.

» Crece la presencia femenina en los puestos de mando

La brecha se salarial se cierra en la alta gerencia: Top Management

Su amplia experiencia en procesos de selección de ejecutivos le indica a Rodrigo Uribe Angulo (en la foto) que en los más altos cargos de dirección no aplica la discriminación salarial. Cuando se buscan los candidatos idóneos para un cargo los clientes no mencionan un salario para los hombres y otro para las mujeres.

El líder de Top Management en Medellín afirma que en esta ciudad las mujeres tienen más posibilidades para llegar a la cúspide administrativa. Como prueba tiene el comportamiento de 750 procesos de selección, efectuados por su organización entre 2005 y 2010. Hace un quinquenio las mujeres eran escogidas para el 25 por ciento de esas bien remuneradas posiciones y hoy se quedan con el 45 por ciento de las mismas.

Para el cargo número uno el predominio sigue siendo masculino, dado que el 67 por ciento de las gerencias generales ha quedado en manos de hombres, mientras que el 33 por ciento ha sido para las mujeres.

El predominio de los varones también es mayor en la gerencia de Operaciones, con el 75 por ciento ocupado por ellos, así como en la gerencia Comercial, con su participación del 78 por ciento.

Las damas, por su parte, tienen su desquite en la gerencia de Gestión Humana, pues el 93 por ciento de las seleccionadas para estas posiciones han sido mujeres. Igual pasa con la gerencia de Mercadeo, en donde se han quedado con el 67 por ciento de las vacantes.

"Lo veo clarísimo, anota Uribe Angulo: en gerencia alta y media alta las mujeres en Medellín tienen cada vez más oportunidades".

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Hay que romper paradigmas en los estratos bajos: Lina Vélez de Nicholls

Lina Vélez de Nicholls, presidenta Ejecutiva de la Cámara de Comercio de Medellín para Antioquia (en la foto), y una de las mujeres más influyentes en la ciudad, manifiesta que nunca se ha visto sometida a situaciones de discriminación laboral. Al contrario, en las entidades en las que ha trabajado, como Microempresas de Antioquia y la misma Cámara, el predominio de las mujeres ha sido marcado.

Por su trayectoria y amparada en la mayor inserción femenina en la educación y en el mundo laboral, la ejecutiva considera que las brechas salariales y la discriminación en el acceso a los altos cargos en las organizaciones disminuyen a medida que se asciende en el nivel de profesionalización.

"Llevo 25 años en la vida laboral y cada vez más se encuentran mujeres jóvenes en niveles directivos. La razón del éxito se debe, fundamentalmente, a eso, a que algunas pocas tuvimos acceso a una preparación académica suficiente y a un cambio cultural que se ha dado más rápido que lento. Sin lugar a dudas, en los niveles más bajos todavía hay fuertes tendencias para que las mujeres no estudien y ese es un paradigma que tenemos que romper".

Lina Vélez comparte la opinión de que a las mujeres les cuesta más alcanzar el éxito profesionalmente. "Sin lugar a dudas hay una cuota de sacrificio familiar mayor, porque la naturaleza les delegó a las mujeres la responsabilidad inmediata de la casa, los hijos y la familia. Pero también diría que esa tendencia se ha ido transformando, porque las parejas jóvenes tienen un mayor grado de compromiso con sus familias".

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