Ciencia, Tecnología y Sociedad
Comentario
Me permito disentir con el profesor Bunge, fundamentalmente en lo que a
esencial en sus criticas se refiere, toda ves que descalifica elaboraciones
teóricas (a las que despectivamente denomina pseudociencias), desde el punto de
vista de la no probanza experimental, toda ves que cualquier rama de la ciencias
da cuento de "verdades" probadas experimentalmente, que luego fueron
"destronadas" o modificadas por otras que mejoraron su validez también en el
plano experimental, lo que deja en claro que la experimentación, como método,
también responde a verdades relativas de validación, toda ves que cualquier
explicación basada en el método científico, sigue un método lineal que siempre
deja de lado, por no considerarlos pertinentes o no ver su participación
relativa en la explicación de algún fenómeno a estudiar, y que en otro momento,
descubierta su pertinencia e incluida la variable permite acceder a resultados
diferentes a los primeros, y modificar teorías y conocimientos. En realidad, lo
político tiene mucho que ver en este tipo de comentarios toda ves que quién dice
se siente con el poder y la autoridad para definir correctamente que es ciencia
y que no, Cuales son los criterios para definirlos y cuales no. Quizás fruto de esa erudición
clasista, que como bien decis, caracterizo la mayor parte de la evolución de las ciencias
y aún hoy se muestra vigente en los sistemas de validación de las aportaciones, a partir
de públicaciones en determinados foros, revistas o instituciones, o la presentación en
tribunales de expertos.
Es interesante como ciertas posturas que alcanzan cierto grado de
consenso en algunos ambientes científicos e intelectuales, se mantienen así
mismos desde una postura de descalificación a lo opuesto o a quienes postulan
miradas alternativas o lecturas diferentes a las propias, aún desde posiciones
de relativo progresismo: Defensa de Derechos Humanos o `posturas
anti-neoliberales, como es el caso del DR. Bunge. Yo prefiero a aquellos que son
grandes, precisamente porque reconocen la pequeñez de sus aportes, aún siendo
estas mucho mas importantes que las nuestras o las del mismo Bunge.
En cuanto al simplismo matemático, que es la esencia del pensamiento crítico
de Bunge, frente al neoliberalismo, y teniendo en cuenta su siempre cerrado
apego a las toarías Keynesianas, han sido importantes sus contribuciones para
entender las "deficiencias intelectuales" de las corrientes de pensamiento
neo-capitalistas que, aún hoy, rigen las direcciones políticas y económicas de
Europa y alguna otra parte del planeta, sin embargo, al centrar como único
elemento motivador y propulsor de las dinámicas humanas al egoísmo, deja de lado
búsquedas como la virtud o el conocimiento que también han dinamizado
movimientos intelectuales de probada importancia en la historia de la humanidad.
Es esta última interpretación, con la que disiento profundamente con nuestro
amigo Bunge, la que lo lleva a desacreditar ciencias de observación, como la
Psicoanalítica, o las nuevas neurociencias.-
Debates que marcan época.-http://www.pagina12.com.ar/diario/espectaculos/6-34390-2004-04-22.html
GREGORIO KLIMOVSKY/Mario Bunge
Para regresar al tema del debate, dos argentinos que se sacaron chispas desde
fines de los 90.-El lamentablemente fallecido Gregorio Klimovsky, uno de los
intelectuales argentinos más importante de las últimas décadas, quién comenzó su
carrera como matemático, pero también fue uno de los iniciadores de la lógica y
la filosofía en el país, y se destacó por su trabajo dentro del campo de la
epistemología (el estudio de la producción, validez y estructura del
conocimiento científico o, en otras palabras, la ciencia que estudia a la
ciencia). Integró la Conadep, y fué miembro de la Asamblea Permanente por los
Derechos Humanos y representa a una camada de intelectuales argentinos
fundadores, hacedores en campos vírgenes de teoría. Y nuestro amigo Mario
Bunge.-El articulo data del Jueves, 22 de abril de 2004.- Y en la parte donde
confronta los pensamientos de ambos intelectuales se expresa:
Klimovsky y Barroquia, profesor y alumno en un momento y compañeros de proyectos
más tarde, recordaron la forma en que surgieron las preguntas epistemológicas
alrededor del psicoanálisis. Fue tras la negra Noche de los Bastones Largos,
cuando a Klimovsky, junto a otros mil quinientos docentes, lo echaron de la
Universidad de Buenos Aires. Muchos de los profesores reconocidos que no
partieron al exilio, transformados en mano de obra desocupada, comenzaron a
formar grupos de estudio casi clandestinos, para avanzar sobre discusiones de la
ciencia y la cultura. Así fue como a un grupo de psicoanalistas se le ocurrió
llamar a Klimovsky, preocupados por discutir el estatus científico con el que
contaban y, quizá, por reunir argumentos defensivos en el primer momento de
gloria psi de la divanera Argentina.
Uno de los que siempre dio por nulo el
status científico del psicoanálisis es Mario Bunge, quien siempre se encargó de
decir, palabras más, palabras menos, que se trata de un invento infundado.
Durante la presentación, Klimovsky se divirtió refutando a su colega: “A mi gran
amigo, con quien siempre me peleo en lugares como esta Feria, seguramente algún
psicoanalista le pegó cuando era chiquito”, explicó. En su libro, el
epistemólogo menciona los reparos de Bunge, pero los desestima porque “más que a
argumentos suenan a lamentos”. En la Feria se dedicó a las ofensivas de su
amigo: “El primer argumento que usa Bunge es preguntar dónde están los
laboratorios de psicoanálisis, porque supuestamente carece de algo experimental
que lo volvería ciencia. Yo le contesto: en el mismo lugar que los de
astronomía. No se puede correr a patadas un planeta. Entonces, si la astronomía
puede basarse en datos abundantes observables de los cuales sacar conclusiones y
no en experimentos, no veo por qué no se lo vamos a permitir al psicoanálisis”,
dijo. “Otra refutación es que ninguna ciencia puede considerarse si no se ha
incorporado un número importante de observaciones de sus leyes. Bueno, no
siempre se puede. Marx decía que a él le hubiera gustado introducir estadísticas
en su teoría de la lucha de clases, pero no veía cómo. A Freud le pasó lo
mismo.” Otros de los argumentos que Klimovsky tomó es el que asegura que el
psicoanálisis se basa en conceptos demasiado vagos, con una refutación que
merece un largo debate: “Si uno lo toma así, lamentablemente tiene que mandar al
diablo gran parte de las ciencias sociales”.
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