Como sostiene Edgard Morin, “la ciencia es un proceso demasiado serio para ser dejado en manos de los científicos” y que “se tornó demasiado peligrosa para ser dejada en manos de los políticos”.

        Ante el impresionante y avasallante avance tecnológico y científico, y la lenta y sinuosa marcha por hacer que estos sean comprendidos , consensuados y adoptados como propios, como resultado de una apropiación crítica, consiente y libre,  de sujetos y actores sociales que son destinatarios y soportes últimos de estas dinámicas imperantes en el presente, cabe preguntarse ¿Cuales son los espacios. Donde y de que manera se están desarrollando y articulando dinámicas para hacer que esto sea verdaderamente así, mas allá de intenciones discursivas? ¿Donde surgen y de que manera lo hacen, y con que fuerza, momentos y esfuerzos para parar la pelota, otear el panorama y visualizar las opciones para tomar las decisiones que nos permitan salir airosos del juego? ¿En que lugares y bajo que circunstancias se trata de involucrar a los no doctos en el juego de las decisiones científicas, la determinación política de sus rumbos, y las demandas científicas e innovadoras, que en estos presentes responden mayoritariamente a los intereses corporativos y y las direcciones que determinan los mercados del consumo y de la maximización de  la renta y del lucro? ¿Como modificar o cuánto menos, equilibrar estas sinergias desde escenarios científicos y Sistemas Nacionales de innovación, que surgen al amparo de estas concepciones mercantiles y que transforman las actividades de investigación, administración y generación de conocimientos en territorios de Guerra, entre la inmediatez y la innovación acelerada por pretender imponer esas innovaciones como productos o servicios necesitados por las sociedades, como parte de la carrera consumista, sin dar el necesario espacio y tiempo para la reflexión y el análisis de los riesgos y de la búsqueda del consenso reclamado de parte de las sociedades para con los producidos por la ciencia y la tecnología? ¿Como canalizar oportunidades y dotar de herramientas que permitan, a los colectivos sociales no cercanos a las prácticas científicas, participar de las decisiones y contribuir a las definiciones de políticas y direcciones de los rumbos y de la aceptación o no de los riesgos no económicos (ambientales, culturales, Sociales, etc), que pueden ocasionar las practicas de innovación y de ciencia y tecnología?

     Corresponde a los actores científicos, políticos y de  innovación, comenzar a diseñar espacios y planificaciones que comiencen a articular participaciones y dar respuestas a tales cuestiones, como parte y componente de la misma praxis científica que alimentan y orientan acciones e investigaciones, ubicándolo como parte del mismo proceso de formación humano y técnico de lo profesionales abocados a la ciencia y las producciones de conocimientos. Como parte, no solo de su formación técnica y científica específica, sino como marco general de pertenencia de las actividades para la que se prepara realizar y como encuadre de lo colectivo que será objeto depositario de sus esfuerzos,

      En estos sentidos es clave comprender que todo intento por socializar conocimientos y propiciar participaciones críticas, no torna necesaria ni imprescindible el replanteo de toda la ciencia como tal o de crear una nueva forma de hacer ciencia, sino mas bien, de incorporar formas y espacios nuevos de validación de los conocimientos y las prácticas con un sentido de participación social mas amplia y búsqueda de consensos y aceptaciones mas plurales y con sentidos participativos, inclusivos y democráticos.

     Una nueva forma de entender la praxis y entender el campo profesional y la acción individual y colectiva de las personas que la ejercen, como parte de una construcción mas amplia, que la tiene como una parte entre otras, que se reconduce a la satisfacción de demandas populares sentidas y deseadas por las sociedades en sentido amplio y no como imposición de unos pocos actores que dominan el juego del mercado financiero y ostentan poder corporativo como para imponer sus miradas e influencias al resto de los actores, en la construcción de lo percibido como real.

     Esto implica revisar, no tanto las formas en las que se hace ciencia y tecnología, sino en los porque y para que de tales formas y actividades. Esto implica revisiones críticas de prácticas que están profundamente arraigadas en la competencia y la búsqueda del conocimiento como aporte de valor a la producción de innovación que priorizan el lucro y la renta por sobre el bienestar colectivo, la equidad y la colaboración para resolver problemas concretos de las comunidades y los territorios en los que se desarrollan las prácticas científicas, tecnológicas y de innovación. Torna importante las discusiones acerca de las titulaciones y las formas de validar conocimientos, de elegir y seleccionar áreas o aporte, de los encuadres legales que legitiman propiedades corporativas por sobre el derecho público, y las dinámicas que sostienen los flujos económicos y de recursos para direccionar las actividades de investigación científica, prototipos o muestras tecnológicas y procesos o productos que utilizan las innovaciones resultantes, y que responde a un juego económico que invirtió (En términos económicos y en términos de dar vuelta) el mercado, donde la producción crea la demanda y no se somete a ella, favoreciendo concentraciones y evitando distribuciones equitativas y cuidados culturales, geográficos y territoriales , etc...


     Las tensiones y asimetrías de los presentes, evidenciados de modos dramáticos en la crisis global que describen las economías desarrolladas, nos ponen frente a una posibilidad histórica única a las naciones emergentes, para aprovechar estas circunstancias y fortalecer participaciones mas activas y consientes de los ciudadanos de nuestra querida América Latina, en termino de apropiaciones consientes y críticas de las decisiones en el campo de la ciencia y la producción humana, de formas activas y responsables, que involucren al mayor número posible de individuos y actores sociales en todas y cada una de las dimensiones, que hoy, complejas y multidimensionales, se tornan transversales y ejercen influencias mutuas, desde lo local y concreto (en términos físicos y territoriales) como campo de confluencias de lo social, material, individual, corporal, cerebral y mental de las participaciones humanas, como de los aspectos sensitivos y artísticos que direccionan creaciones e innovaciones y que nutren el crecimiento exponencial de los conocimientos desde lo nano a lo mega, en los universos reales y virtuales, y desde los fenómenos históricos que se redescubren para significarlos como aportes valiosos a estas construcciones presentes. Desde la manipulación geética, hasta las ciencias aplicadas a la conservación de especies o a la detección de catástrofes y actividades destinadas a conservar el hábitat planetario, como un ambiente vivo del que formamos parte.

     Tamaña complejidad y multidimensionalidad debe ser administrada con libertad y participaciones amplias, de formas democráticas y consensuadas, respetuosas de la diversidad, pero responsables de las obligaciones comunes y mutuas, como valores sobre los que se deben fundar la construcción de nuevas realidades que surjan como superadoras de estos presentes.-

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