EN PANTALLA

Fukushima, Springfield y los accidentes nucleares

MANUEL MORENO29/03/2011 a las 13:41  

La incisiva reportera Kimberly Wells (Jane Fonda) y el cámara Richard Adams (Michael Douglas) realizan un reportaje rutinario sobre una central nuclear. En esas están cuando se produce un accidente que puede poner en peligro la planta y la cercana ciudad de Los Ángeles. El responsable de la central, Jack Godell (Jack Lemmon), hará lo posible por evitar, y ocultar, la catástrofe. Se trata de 'El síndrome de China' (1979), de James Bridges, una de las escasas aproximaciones del cine al tema nuclear.

DE LA TEORÍA A LA FICCIÓN 
‘El síndrome de China’ es un concepto teórico introducido en 1971 por el físico nuclear R. Lapp para describir la fundición del contenedor de un reactor nuclear y la posterior penetración del material fundido altamente radiactivo (metal líquido a una temperatura de unos 3.000ºC) a través de la capa de hormigón sobre la que se asienta el reactor y su derrame por los alrededores del edificio de contención. El origen del término se debe a que, si una central nuclear estadounidense sufriese un accidente de este tipo, un material radiactivo tan caliente podría, hipotéticamente, atravesar la corteza terrestre y llegar a las antípodas de EE. UU., lugar asociado erróneamente con China. En el filme, en concreto, la central nuclear está ubicada en las inmediaciones de la ciudad de Los Ángeles, que no tiene como antípodas (punto diametralmente opuesto en el extremo de la recta que pasa por el centro la Tierra) ningún lugar de China, sino un punto del océano Índico situado en el sudeste de la isla africana de Madagascar (consultar esta web). La central japonesa de Fukushima tiene sus antípodas en pleno océano Atlántico.

Pese a los graves accidentes nucleares habidos –empezando por el de la central soviética de Chernóbil («el trabajador pacífico», la denominaban coloquialmente) y acabando, por el momento, con el de la central japonesa de Fukushima–, no se ha producido nunca, por suerte, una situación tan dramática. Bueno, para ser sinceros (permítanme, pese a la gravedad del tema, el chiste), esta situación hipotética límite se habría producido ya… en Springfield. En el tercer episodio de la primera temporada de la longeva serie de TV ‘Los Simpson’ (’La odisea de Homer’, 1990), Homer Simpson se vanagloria de no haber sido despedido de la central nuclear donde trabaja (bueno, es un decir) «pese a tres fusiones y un Síndrome de China». De esa confesión se deduce que la central nuclear de Springfield ha sufrido un accidente de este tipo… sin consecuencias. Menos mal que es ficción.

En la película se da, en menos de un minuto, una descripción escueta y razonablemente fundamentada del funcionamiento de una central nuclear refrigerada por agua en ebullición (como la de Fukushima o Garoña, en España). Se hizo famosa porque doce días después de su estreno (28 de marzo de 1979) se produjo el accidente de la central nuclear de Three Mile Island en Harrisburg (Pensilvania, EE. UU.). Un accidente grave que no ocasionó víctimas directas. Como en el filme, se debió a una acumulación de fallos en los equipos de la central y de errores de los operarios que causaron una pérdida de refrigerante y una fusión parcial del núcleo del reactor. Se calificó con el nivel 5 (el mismo que el asignado, de momento, al de Fukushima) en la Escala Internacional de Accidentes o Eventos Nucleares. 

Esta escala, establecida por la Organización Internacional de Energía Atómica, tiene siete niveles. Los tres primeros, en orden de aumento de la gravedad, se denominan incidentes. Sin consecuencias significativas sobre la población y el medio ambiente. El incendio, acaecido en 1989, que dañó los sistemas de seguridad de la central nuclear española de Vandellós I y motivó su cierre, se calificó en el nivel 3: incidente importante. Los cuatro últimos niveles de la escala están catalogados como accidentes: de alcance local, de mayor alcance, importante y grave. El accidente de Chernóbil (1986) (Kiev, Ucrania) es el más grave producido en una central nuclear hasta la fecha: tiene el nivel máximo: 7. Durante una prueba de rendimiento del reactor realizada por debajo de las medidas de seguridad recomendadas, su produjo una explosión que liberó a la atmósfera una parte considerable del contenido altamente radiactivo del núcleo del reactor. La central no disponía de la última barrera de contención, habitual en las construcciones de centrales nucleares: el edificio hermético con paredes de acero y hormigón de unos 2 m de espesor porque se consideró «un lujo innecesario». 

LA CENTRAL DE SPRINGFIELD 
Cuando la clase de Bart Simpson visita la central de Springfield, en el episodio citado, visiona un divertido (y crítico, como es habitual en la serie) documental de título significativo: ‘La energía nuclear, nuestra incomprendida amiga’. Sonrisa Jou Fisión, el personaje que aparece, sentencia: «Me parece que ha quedado un pequeño residuo nuclear. No importa, lo voy a guardar donde nadie pueda encontrarlo ni en un millón de años», mientras lo barre debajo de la alfombra… Era el año 1990. Seguimos más o menos igual.

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